viernes, 14 de junio de 2024

Día #1: Los 7 Lagos de Rila - Monasterio de Rila

Tras un descanso reparador, nos hemos levantado mirando al cielo y las montañas. Ya veníamos sobre aviso, que estos primeros días en Bulgaria, el tiempo no nos iba a acompañar. Pero como ayer se equivocaron, hizo calor y no cayó ni una gota, esperábamos que hoy viernes se repitiera la misma situación.

Hemos desayunado y puesto rumbo a Panichishte, en el Parque Nacional de Rila. El camino hasta aquí, con vistas de las montañas y atravesando espesas arboladas de abetos, era de ensueño. El día estaba muy gris y con mucha niebla que iba y venía de manera caprichosa… pero sin una gota de agua.

El vocablo “Rila”, de origen tracio, significa ‘montaña de montaña de muchas aguas”, y de aquí no solo nacen la mayoría de los ríos más caudalosos de Bulgaria, sino que está salpicado por multitud de lagos de origen glaciar, destacando los conocidos como “Los Siete Lagos de Rila”. 

Para llegar a la base desde donde parte la caminata de 4 horas que queremos hacer, hay que coger un telesilla que en apenas 20’ te deja junto a un refugio a 2.100 metros. Esperando a que abrieran la taquilla, hemos coincidido con unos ingleses setentones, recién llegados de Picos de Europa, y con buenas pintas de montañeros.

El tiempo estaba empeorando y, en cuestión de minutos, se ha puesto a caer una buena. Los ingleses, mejor preparados que nosotros, han tirado para arriba… y nosotros para abajo… al coche, a refugiarnos del chaparrón. 

Aquí hemos estado barajando si subir o no. Al de 20’, cielo parcialmente azul y ni rastro de lluvia. Decisión rápida. Salimos del coche, compramos los billetes del telesilla y para arriba. Pues bueno, ni 5’ habrán pasado de subida, para que se volviera a cubrir, la niebla nos tapara las vistas, el frío fuera haciendo mella, acompañado de la lluvia y hasta del granizo. Ni con los 2 paraguas que llevábamos éramos capaces de evitar calarnos.


Nada más llegar arriba, el telesilla se detiene debido al viento y nos dicen que ya irán viendo como va la cosa… pero que si no mejora, la única opción será bajar andando. 

A apenas 100 m, el refugio ha sido nuestra salvación para huir del granizo y del frío (7°C). Allí estábamos los ingleses, nosotros y algún otro despistado.


Un te caliente nos ha entonado un poco. Y hemos estado esperando a ver cómo evolucionaba la cosa. La niebla que seguía a lo suyo, de repente te daba una tregua y te dejaba ver los neveros que a estas alturas y con estas temperaturas, aún se mantienen. 


Al de 1 hora aproximadamente, nos dicen que el viento ha amainado y que el telesilla está de nuevo operativo. Así que, viendo que los ingleses decidían vestirse para bajar (la experiencia es un grado) y que las previsiones eran, ya no de más lluvia, sino de tormentas en las próximas 2 horas… pues para abajo, acompañados de nuevo por el granizo, la lluvia y el sol que ha hecho acto de presencia para despedirnos!




Es lo que hay. Lo hemos intentado y no ha podido ser. Nos llevamos una caladura de padre y señor mío, y a seguir camino. Si ayer poníamos el aire acondicionado en el coche, hoy la calefacción. Qué cosas ¿verdad?

Nos dirigimos a nuestro siguiente destino, las Pirámides Stob. Básicamente son una curiosa formación geológica, una especie de setas gigantes de colores llamativos, que con el paso del tiempo, la erosión de la lluvia y el viento han ido formando pináculos, parecidos a estalagmitas. El sendero de subida era fácil y lo mejor ha sido que había sol y la temperatura había pasado de los 22°C. 




Desde aquí, una paradita para comer en una de las mehanas o tabernas ubicadas junto al estrecho pero caudaloso río. Habíamos leído que había que probar la trucha, así que esa ha sido una de nuestras elecciones junto con una cazuela de huevos escalfados con el queso típico búlgaro (sirene) que se parece al feta griego y trozos de Lukanka, un salami local. Todo muy rico!



Estamos a pocos kilómetros de nuestra última visita, el Monasterio de Rila, uno de los símbolos del país y el más grande de Bulgaria y de la península balcánica. Gracias al aislamiento que le ha proporcionado su ubicación, en un entorno natural privilegiado, en el corazón de los montes de Rila, ha perpetuado desde la fecha de su fundación, en el siglo X, su actividad monástica incluso durante los cinco siglos de dominación otomana del país.

Pensábamos haber llegado a eso de las 19 horas. Pero los imprevistos meteorológicos nos han traído hasta aquí con bastante adelanto. Así que, antes de entrar al monasterio, hemos seguido unos 4 km al sur, junto a la orilla del río Rilska.

Aquí, a través de un sendero por un precioso bosque, se llega a la cueva elegida por San Juan de Rila como refugio. Este ermitaño se estableció aquí, allá por el s.IX, para dedicar su vida a Dios. Cuando llevaba ya varios años viviendo solo en su cueva, empezó a obrar milagros. La noticia pronto se extendió por el país y empezó a recibir un aluvión de visitas de ricos y pobres de toda Bulgaria y hasta de los países vecinos, incluso del mismo Zar Pedro I de Rusia. Sin embargo, él siempre vivió en su cueva, hasta su muerte. Mencionar que San Juan de Rila es santo patrón de Bulgaria.







El Monasterio de Rila fue erigido en su honor, años después de su muerte, en el s.XIII. La tumba de Juan de Rila se convirtió en centro de peregrinaje para todos los cristianos ortodoxos, y poco a poco, la construcción alrededor de sus restos se fue ampliando y mejorando hasta el edificio que podemos ver hoy en día. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Accedemos por una de sus puertas, entre varios arcos pintados y empezamos a atisbar el festín que nos espera dentro. El complejo sigue la disposición tradicional de los monasterios ortodoxos: un gran claustro (en este caso pentagonal e irregular), una iglesia en el centro del patio, y como plus, una torre. 


La iglesia de la Natividad es el edificio principal, con 5 cúpulas bizantinas y pintado a rayas rojas y blancas, con cientos de frescos que representan escenas bíblicas y el iconostasio más grande de Bulgaria.

La parte externa de la iglesia de la Natividad, la joya de la corona, es una pasada. Hemos contemplado los fantásticos frescos que muestran pasajes bíblicos, así como escenas del cielo y el infierno para que los fieles conozcan la religión y la suerte de bondades o castigos que les esperan tras la muerte. Los frescos te dejan sin palabras por sus colores, la maestría y realismo en sus representaciones, el movimiento de cada escena y la temática de sus contenidos.





El interior es también impresionante. Destaca el iconostasio de 10 metros de largo y de madera tallada con estilizadas formas de adornos florales. Y todo cubierto con pan de oro y salpicado de imágenes simbólicas de personas y animales, además de escenas bíblicas (en una iglesia ortodoxa, el iconostasio es la pared frontal ubicada donde estaría al altar en una iglesia católica, y como su nombre indica, está cubierto de iconos). Como no dejan sacar fotos, una de archivo.

Alrededor del patio se levantan edificios de hermosos balcones, con arcos porticados que albergan museos, capillas, la biblioteca, cocinas y 300 celdas (30 para visitantes). Solo si te alojas en el monasterio, puedes acceder a las plantas superiores del claustro… y eso es lo que hemos hecho. Habíamos llamado hace meses para hacer la reserva (nada de Booking.com ni AirBnB, ni siquiera un email, aquí la cosa funciona con una llamada de teléfono). 




La experiencia de dormir en el Monasterio de Rila, poder estar en su interior cuando todas las visitas se han marchado y éste cerrara sus puertas, es algo indescriptible, algo un tanto místico y emocional. Eso si, sin lujos y de forma austera.





Es un verdadero placer recorrer los pasillos en soledad con vistas a todos los rincones del patio, disfrutando de la iglesia desde todos sus prismas, incluso con la sencilla iluminación nocturna.






Mañana nos quedaremos por aquí hasta que……. hasta que nos apetezca. ¿Os podéis creer que no tenemos prisa por seguir el camino? Vale, hay un plan, pero un plan relajado, tranquilo, sin agobios. Pero, ¿qué nos está pasando? 🤣

Seguiremos informando. 

2 comentarios:

  1. Hola chicos, un lujo es alojaros en el monasterio!!
    A veces fallan los planes por la meteo y a veces los planes surgen sobre la marcha!
    Besitos

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  2. Vaya, vaya.... vuestros días en vacaciones también tienen 24hs? Una pena el mal tiempo en la montaña pero veo que no habéis perdido la sonrisa y habéis sabido darle la vuelta. El monasterio una maravilla!!

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