viernes, 21 de junio de 2024

Día #8: Tryavna - Arbanasi - Veliko Tarnovo

En este viaje estamos aprovechando las primeras horas del día para acabar de ver los pueblos en los que dormimos. Esto nos permite hacerlo con calma, y obteniendo una perspectiva diferente de la de la tarde-noche. 

En Tryavna, hemos paseado por su calle principal, donde se pueden comprar recuerdos, artesanía, productos hechos a mano, antigüedades, etc. Sus casas muestran la arquitectura tradicional de las montañas búlgaras, casas de pueblo de paredes blancas y techos cubiertos de enormes placas de piedra natural. Este es un lugar turístico, pero sólo entre los propios búlgaros, el turismo internacional aún no lo conoce.




Atravesando el puente, nos hemos acercado a la Iglesia «San Arcángel Miguel», que es muy pintoresca porque posee un techo cubierto de placas de piedra natural y cuenta con un campanario de madera tan pequeño y delgado que parece una chimenea (Y es que durante la ocupación otomana consiguieron pactar que solo los búlgaros podían habitar este pueblo, con algunas condiciones, como que las iglesias no deberían parecer templos, por lo que en vez de poseer campanarios y ser elevadas, eran austeras y con forma de graneros o casas).





También nos hemos asomando al patio de la Antigua Escuela, con su suelo empedrado, sus balcones de madera y sus plantas llenas de flores.


Y con las mismas, carretera para continuar el viaje hasta ARBANASI, un pueblo muy pequeño de pequeñas callecitas encajadas entre altos muros de piedra desde los que no se adivina que pueda haber algo más que una casa de campo en su interior. Ni torres, ni campanarios, ni cúpulas, nada ¿Nos habremos equivocado de lugar? 

Nos dirigimos hasta el exterior de la Iglesia de la Natividad donde sólo hay una puerta de madera. Desde fuera parece una casa rústica normal, pero…




…que guarda en su interior la descripción más grande y detallada de temas y motivos cristianos en Bulgaria. Muchos la denominan como la "Capilla Sixtina Ortodoxa".





La construcción de la Iglesia, pese a su planta rectangular, posee una laberíntica distribución de 5 estancias…





…donde, además de las pinturas bíblicas tradicionales destaca el Árbol de Jesé…

…un iconostasio hecho con precisión, obra maestra del tallado en madera búlgaro, siendo uno de los más antiguos y mejor conservados del país…






…así como La rueda de la vida, una de las pinturas más populares, que se combina con los signos del zodíaco…

Arbanasi se encuentra a apenas 5 kilómetros de nuestro destino final del día, VELIKO TARNOVO, la que fuera primera capital del Segundo Imperio búlgaro o capital de los zares medievales de Bulgaria, que lograron independizarse de los Bizantinos. En esa época fue el centro político, económico y cultural del país y se convirtió en el centro de la segunda edad de oro de la cultura búlgara, con famosas escuelas literarias, de canto, pintura y arquitectura. Durante los años de dominio otomano fue centro espiritual y cultural de Bulgaria. En 1879, tras la Liberación de Bulgaria Veliko Tarnovo fue de nuevo, temporalmente, la capital del país, hasta que se eligió para ello Sofía.

Es una ciudad distribuida entre varias colinas, y su ubicación estratégica pronto atrajo a diferentes pobladores, como los Tracios y Romanos, que construyeron ciudadelas fortificadas. De hecho, la fortaleza de Tsarevets (origen de la ciudad y el lugar donde vivían los zares), destaca porque toda la muralla perimetral se encuentra perfectamente reconstruida, al igual que el Complejo del Patriarca en lo alto. El resto son muchas ruinas y como no somos mucho de fortalezas y castillos, nos hemos limitado a verla desde la distancia. Además, los 34°C a pleno sol no invitaban a ello.


En la colina de enfrente, otra fortaleza, que también conserva restos de murallas y una torre totalmente reconstruida en 2009.

Las casas de su centro histórico se asoman volando sobre los puentes del río Yantra desde las laderas empinadas de la ciudad…









…con el Monumento Asenevtsi imposible de esconder; un homenaje a los cuatro reyes de la Bulgaria medieval, bajo cuyo mandato, este país vivió una de las épocas de mayor prosperidad. Está representado por cuatro jinetes alrededor de una inmensa espada que se alza hacia el cielo. 



Hoy en día, Veliko Tarnovo sigue siendo un centro artesanal floreciente, como hemos podido comprobar en su casco antiguo, con su calles empedradas, sus pequeñas tiendas de artesanía y sus pintorescas casas…











Los comercios que nos encontramos aquí son de artesanos, de los de verdad. Tiendas que son a la vez talleres donde podemos ver a personas trabajando la madera, orfebrería, lana, pintura…


Callejeando, nos hemos acercado a la Catedral que, aunque por fuera es una preciosidad arquitectónica con sus cúpulas que resaltan desde la distancia, el interior no merecía la pena. Y también otra iglesia en honor a Santa Elena que está semi abandonada.



El calor nos ha llevado a echarnos una de esas siestas, que tan bien nos están sentando en este viaje (pero es que nos estamos levantando a eso de las 7:30 todos los días). 

Para cenar hemos elegido una de las reseñas de la guía del Rober, que parece ser el sitio de moda en Tarnovo, y que no nos ha defraudado en absoluto. Para que Ama/Suegra vea que nos alimentamos bien, esto es lo que hemos pedido: Patatnik (Pastel de patata y queso, con espinacas, bacon, cebolla y queso blanco) y kyufte (brochetas de pollo con pistachos, kyopolou -pasta de berenjena asada y pimiento- y mousse de yogur sobre un pan de pita, todo ello sobre una parrilla). De lo mejor que hemos comido en este viaje.




Y tras un paseo para bajar la cena y tantear el ambiente de viernes, nos hemos retirado a dormir. 


Seguiremos informando.

1 comentario:

  1. Hola chicos, preciosa la iglesia de Arnabasi, un tesoro escondido para mí. El ministerio de turismo de Bulgaria se lo tiene que " hacer mirar".
    Besitos

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