domingo, 16 de junio de 2024

Día #2: P.N. Pirin - Melnik - Monasterio de Rozhen - Viñedos - P.N. Ródope - Dolen - Shiroka Laka

Hoy nos hemos ido de ‘maitines’. A las 6:30 nos hemos despertado en la soledad del Monasterio, con un cielo azul y un sol que empezaba a dejarse notar, iluminando las distintas zonas del recinto dándole otro enfoque diferente al de ayer.






















Hemos accedido a la Iglesia para escuchar la misa matutina. 

Una pena lo de no poder sacar fotos, porque la experiencia ha sido muy bonita (¡1 hora de misa, por cierto!). El hecho de ver la iglesia con algo más de luz interior que las velas, la puerta del iconostasio abierta para la liturgia, ver el sarcófago abierto del monje Ivan Rilski (o San Juan de Rila), los monjes rezando, el rollo que se traen con el incienso (vaya colocón), la poca presencia de gente (no más de 15 personas)… todo ello ha ayudado a hacer de este momento, algo especial. 

Tras la misa, tocaba desayunar. Las opciones eran escasas. Saliendo por otra de las puertas, hay un pequeño puesto donde preparan 3 cosas básicas, entre ellas un mekitsi, una especie de donut frito con azúcar glass por encima, recién hecho, que estaba súper rico. Acompañado de un ¡café de máquina! Lo tenemos que descubrir, pero estos búlgaros tienen atracción con estas máquinas de vending, porque nos las estamos encontrando en los lugares más remotos. 


Antes de decir adiós a esta joya de sitio, hemos visitado el Museo de Historia, con libros manuscritos, trajes de los sacerdotes de los últimos siglos, copas de plata y oro para el vino, etc. Aunque la pieza más valiosa es la Cruz de Rafael, un crucifijo de madera de tilo en el que hay talladas a mano en tamaño milimétrico 36 escenas bíblicas y más de 600 figuras en miniatura hechas por el Padre Rafael, un monje que vivió en el monasterio en el s.XIX y que se pasó 12 largos años tallando en la cruz, con infinita paciencia. Dicen que se quedó ciego al terminarla, y no es difícil de creer, si pensamos que en esa época debía trabajar a la luz de las velas. (Foto de archivo). 

Dejamos atrás este enclave maravilloso de las Montañas de Rila, aunque seguimos inmersos en las montañas búlgaras entre bosques y senderos de cuento, pero esta vez, nos trasladamos hacia el sur para conocer el P.N. de Pirin. Dejamos atrás el verde escénico de la zona de Rila para adentrarnos en una de las montañas más altas de Bulgaria. Pero en esta ocasión hemos preferido verlas a lo lejos (vaya día que ha salido hoy para hacer senderismo 😞). 

Queríamos visitar MELNIK, la ‘ciudad’ más pequeña de Bulgaria, famosa por su arquitectura, pero sobre todo por su vino. Posee un clima mediterráneo propicio para el cultivo de uva. La ubicación que tiene con los farallones de tierra cubiertos en su cima, le da un encanto especial. La calle principal está pavimentada pero el resto son callejones estrechos que suben por la empinada ladera. 






Hemos visitado una pequeña iglesia, las ruinas de una mansión…

…y la Casa Kordopulov, que está considerada como la mansión renacentista más grande de los Balcanes. Inicialmente, el edificio fue construido para la elaboración y el almacenamiento del vino. Diferentes estancias con ricas decoraciones, aunque la más impresionante de la casa es la bodega de la planta baja excavada en la roca, donde poder almacenar hasta 300 toneladas de vino.










Bajando hemos hecho un alto en el camino para comer. El calor invitaba a probar alguna especialidad ligera y fresca: sopa tarator (sopa fría de yogur, pepinos, eneldo, ajo y nata agria), ensalada Shopska (queso búlgaro, pepino, tomate, cebolla y pimiento) y unos pimientos asados. A la sombra de la parra nos ha sabido todo muy rico. 


A apenas 5 km se encuentra el Monasterio de Rozhen, muy sencillo y humilde, nada que ver con la majestuosidad del de Rila. Este es mucho más pequeño en el que predomina la austeridad. De nuevo un claustro con 2 pisos donde están las diferentes estancias y una iglesia en el centro (repleta de frescos en el exterior y en el interior, con una madera muy bien trabajado en el iconostasio y unas vidrieras muy bonitas). 







De aquí nos hemos adentrado en terreno de viñedos.

Hemos parado en una de las bodegas de la zona que mayor fama internacional está obteniendo. Villa Melnik ha sido elegida por un comité de expertos como uno de los 500 mejores destinos de vino del mundo. Queríamos probar algunos de sus vinos tintos elaborados con la uva autóctona Shiroka Melnishka para comprar alguna botella… y eso es lo que hemos hecho. Afrutados, diferentes a los Rioja o Ribera… ricos en definitiva, que es lo que importa. 





Hoy el recorrido de coche sabíamos que iba a ser paliza. Ya no por el tiempo sino por el tipo de carretera. De un parque nacional a otro. Atravesamos carreteras de montaña secundarias con unos parajes de ensueño. Dejamos atrás el P.N. Pirin para empezar el P.N. Ródope que despliega su manto de vastos pastos horadados por ríos de aguas cristalinas, y entrecortados por suntuosos bosques de coníferas y otros árboles frondosos, que hacen que sea una de las regiones más verdes de la península balcánica. 

Algunos aldeas de esta zona guardan secretos en forma de arquitectura típica, calles estrechas de piedra y hermosas casas. Hemos parado en DOLEN, pueblo de poco más de 400 habitantes que te atrapa con la belleza de la montaña y sus casas conservadas del período del renacimiento búlgaro. Una de las características más típicas de estas casas son las finas capas de piedras planas en el techo, utilizadas en lugar de las tejas estándar y que están hechas en el pueblo (dicen que Dolen es bien conocido por la producción de piedra plana utilizada para los techos de la región y, a juzgar por la cantidad de sitios donde se trabaja la piedra que nos hemos encontrado en la subida, debe ser así.








El último y más largo tramo hasta llegar al destino final del día, se ha hecho algo pesado. Seguimos atravesando montañas y valles donde hay que ir con cuidado y no se puede correr. Por fin, poco antes de que anocheciera, llegamos al pueblo más bonito que hay en los Rodopes: SHIROKA LAKA. Hemos tenido el tiempo justo para dar un paseo, cenar algo y a descansar. Mañana lo disfrutaremos con calma. 


Seguiremos informando.

2 comentarios:

  1. Bueno, nuevamente un destino super interesante y diferente a nuestro entorno. Gastronómicamente incluso algo arriesgado para nosotros. Un abrazo y disfrutad mucho de la aventura.

    ResponderEliminar
  2. Las máquinas de vending ... juas juas juas

    ResponderEliminar