sábado, 22 de junio de 2024

Día #9: Veliko Tarnovo - Monasterio Preobrazhenski - Ivanovo - Basarvovo - Ruse

Empezar el día con un paseo antes de que el calor te abrase, que la gente despierte y que el ruido te moleste… sienta muy bien. Pues eso es lo que hemos hecho antes de decir adiós a Veliko Tarnovo. Nos hemos acercado a la explanada que da acceso a la fortaleza…




…para descender hasta el río y visitar el barrio de Asenova, zona de artesanos y trabajadores de la fortaleza en su día.




Es curioso que en tan poco espacio, nos encontremos con hasta 5 pequeñas iglesias, algunas de origen bizantino con sus fachadas de ladrillos.






Un bonito puente de madera Bishop’s Bridge, permite disfrutar de unas hermosas vistas al río y a la fortaleza. Y más, cuando estamos solos en el tranquilo paseo. 






De vuelta al centro, un sencillo desayuno…

…para acercarnos al Monasterio de PREOBRAZHENSKI o de la Transfiguración, que se encuentra sobre los acantilados verticales sobre el río.



Es un lugar tranquilo y solitario, lleno de paz. Una pequeña edificación que parece estar en ruinas y donde la vegetación poco a poco va recuperando lo que en su día debió ser su espacio natural. 







La  Basílica principal de la Transfiguración es un atractivo más que suficiente para habernos acercado hasta aquí. 



En 1991, una roca gigantesca cayó del acantilado y se rompió en pedazos más pequeños antes de aplastar algunas celdas monásticas. Un gran trozo se partió en dos y las piezas terminaron milagrosamente a ambos lados de la iglesia central. 



Las pinturas del exterior, aunque algo deterioradas, son el preludio de lo que te encontrarás dentro. Los murales de Zahari Zograf están ahí. Contemplamos la Rueda de la Vida, qué maravilla!



Una pequeña puerta azul da acceso al interior de la Iglesia y allí, entre el humo de las velas y el color de las paredes, se muestra la magia. De nuevo el maestro Zograf (el mismo del Monasterio de Rila), se muestra en todo su esplendor llenando de todo tipo de ilustraciones las paredes de la pequeña iglesia. Destaca el ícono principal de la iglesia, el de la Transfiguración…


… aunque todo el conjunto de las representaciones, las escenas, la sillería, el iconostasio, los candelabros… es una pasada. 


Enmudecidos por semejante espectáculo comenzamos un recorrido que nos llevaba al norte, casi a la frontera con Rumanía. Abandonamos el valle de los Reyes Tracios y el Valle de las rosas, y nos acercamos al norte del país, a la frontera con Rumania. El paisaje cambia y pasamos de esos bosques tan bonitos que nos llevan acompañando prácticamente desde que llegamos, por unas llanuras repletas de campos de trigo y girasoles…


Uno de los objetivos era que queríamos visitar algunas de las múltiples iglesias rupestres que hay en la zona y que convirtieron el impresionante valle del río Rusenski Lom en un famoso lugar espiritual búlgaro en el período del s.XIV al s.XIV. Hemos disfrutado de los magníficos paisajes que ofrece el Parque Natural en el que se ubican las cuevas.


Como la IGLESIA RUPESTRE DE IVANOVO, el santuario más importante, situado a más de 30 metros de altura. 





La entrada a la Iglesia principal del complejo se realiza a través de una grieta en las rocas…


… y, una vez dentro, es posible contemplar un habitáculo de no muy grandes dimensiones decorado enteramente por murales. Los frescos revelan un arte excepcional y una notable sensibilidad artística para la pintura en el s.XIV y el arte medieval búlgaro, lo que le ha valido la distinción por la UNESCO.


Destacan los frescos de la Capilla del Arcángel Miguel, con impresionantes escenas y figuras del Evangelio y la Biblia. Se distinguen las escenas La última cena, San Juan Bautista, Judas ahorcado, imágenes de Jesucristo, retratos de santos y muchos otros.







Al fondo de la capilla, existe un balcón en voladizo saliente sobre la roca natural…



Nuestro siguiente destino, el MONASTERIO DE BASARBOVO es el único monasterio rupestre activo de Bulgaria. Excavado en la roca, al más puro estilo de Davit Gareja (en Georgia), tiene su importancia en el hecho que lleva activo desde el s.XV. Ubicado en el valle del río Rusenski Lom, al igual que las Iglesias Rupestres de Ivanovo, el monasterio tiene dos partes: la moderna, que se encuentra al pie del acantilado…



…y la antigua a la que se llega subiendo 48 escalones estrechos que conducen al monasterio original, un conjunto de celdas rupestres excavadas en el propio acantilado. Teníamos el recuerdo de los que vimos en Georgia y  o nos ha molado tanto  










Y con las mismas nos hemos acercado al Danubio!!! Cómo suena eso, verdad? Dicen que la Bulgaria del Danubio actual tiene mucho que redescubrir... aunque nosotros solo visitamos RUSE, la ciudad más grande de la zona, donde haremos noche. El calor de hoy es insoportable. La ola de calor que está asolando a los Balcanes, se está dejando notar hoy con esos 36°C que marca el termómetro. Así que la siesta se ha apoderado de nosotros.

Cuando el sol apretaba algo menos, hemos salido a disfrutar de esta elegante ciudad a orillas del río Danubio.


Es curioso, pero no parece que sigamos en Bulgaria; parece como si hubiésemos dejado de golpe la arquitectura búlgara para encontrarnos transportados al s.XIX en una de esas villas suntuosas de la Europa central. De hecho, Ruse es conocida como "la pequeña Viena", debido a la arquitectura que caracteriza su zona céntrica.

Ruse no cuenta con visitas realmente imprescindibles, así que lo mejor es pasear y contemplar sus edificios de estilo neobarroco, con fachadas de vivos colores adornadas con relieves, estatuas y tejados puntiagudos.





















Es curiosa la mezcla de belleza y decadencia en apenas 10 metros de distancia. 

Varias plazas con sus fuentes rodeadas de imponentes edificios de diferentes estilos arquitectónicos…






…y con monumentos y estatuas que recuerdan episodios de la historia del país, donde los niños aprovechan para jugar y patinar…






Por cierto, que aquí dice Ruse… pero en cirílico!!!

La guía del Rober decía que había que probar la Garash, un pastel de chocolate original de Ruse, parecido a la tarta sacher austríaca, pero bastante más suave y fina, ya que no lleva harina. ¡Y como se va a quedar Susana sin probarla, con lo que le gusta el chocolate! Lo difícil ha sido encontrar un sitio donde comerla, pero hemos tenido suerte, y la verdad es que estaba espectacular…

Para cerrar el día, como no, un paseo a orillas del Danubio.


Seguiremos informando.

1 comentario:

  1. Hola chicos, sigo impresionada con la riqueza de los murales y pinturas de los diferentes templos que visitáis. Los soviéticos los respetaron? O los búlgaros supieron preservarlos?
    Besitos

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